"Hoy día, la educación comprende un número considerable de exigencias al maestro, entre las cuales está un mayor acercamiento a las tecnologías, una investigación y preparación constante en su ciencia, un enriquecimiento cotidiano de sus saberes entre otros, y aunque en ello está implícito la ecuanimidad y evidencia de sus actos con sus enseñanzas, el maestro ha olvidado la aseveración en los mismos, pareciera que el cumplir con un itinerario cotidiano, un currículo o un pensum bajo el disfraz blanco y la mirada precavida, bastase para decirse maestro. Por consiguiente olvidando el papel de maestro que transforma vidas, el docente pasa sus clases comprometido con el conocimiento mas no con la esencia vital del ser, del ser humano sentado frente a él quien asume que quien gobierna en su aula es la fuente de sus deficiencias cognitivas, y no pasa a ser más que esto pues, el mismo maestro se ha encargado de ello.
El maestro necesita recobrar su esencia, enseñar desde la cotidianidad de la vida, con el fin de dar aplicabilidad a sus saberes, debe confrontar a su aprendiz consigo mismo con sus conocimientos previos llevándolo al análisis y a la reflexión, debe dictar sus enseñanzas desde varios contextos, buscando la claridad en los mismos, transmitir el mensaje con símbolos creativos que gocen de imágenes recreadas en las mentes de estudiantes hábiles y creativos, emplear la vida misma como el pizarrón de la clase permitiendo así la adquisición de un saber mas practico e inolvidable, en fin vivir desde el ejemplo como lo hizo Jesús es la mejor herramienta de clase, y son estas estrategias en las que quiero profundizar para escribir mi libro sobre la didáctica de Jesús, para ser aplicadas a maestros de hoy quienes inconformes y amantes de su profesión dejen huella positiva en estudiantes que necesitan aprender para la vida, más que para el momento, siendo estos los primeros beneficiados en pro a una educación mas integral y abierta a la realidad."